
Carta a la iglesia de Filadelfia - Las 7 iglesias de apocalipsis
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Esta es una de las dos iglesias a la que Jesús no censura, nada en contra de ella. Filadelfia significa amor fraternal. Fue fundada con el propósito de ser un centro misionero de la cultura, lengua y las artes griegas. Una ciudad con constantes terremotos, al punto que tenían lugares de refugios fuera de la ciudad para estar preparados ante estos eventos.
V7. El Santo. Alude a su deidad (Ap. 4:8; cp Is. 40:25) pureza y justicia; tiene toda potestad y además, no tolerará el pecado ni la injusticia.
El Verdadero. En griego hay dos palabras que se traducen por verdadero: aléthés, en el sentido en que una afirmación verdadera es diferente de una afirmación falsa; y aléthinós, que quiere decir real en contraposición a lo que es irreal. Es la segunda de estas dos palabras la que se usa aquí. Esta región estaba llena de dioses falsos, judíos falsos, y cuántas cosas más falsas; pero aquí se presenta al Único Verdadero, su palabra es confiable.
El que tiene las llaves de David. Apunta a su autoridad y potestad, se sienta en el trono de David, como la esperanza mesiánica.
V8. Jesús pone la puerta abierta, y nadie la puede cerrar, ni siquiera Satanás con todo su poder. Esto debía dar mucho ánimo a los hermanos, sobre todo porque estaban muy debilitados, seguramente después de tanto luchar contra el diablo, tal vez tenían pocos miembros o recursos, o todas las anteriores, pero pese a ello, estaban en las manos de Jesús el Todopoderoso, y aunque Satanás intentara herirles con poder, esa puerta no sería cerrada. Esa puerta podría referirse a la predicación de la palabra (Hch. 14:27; 1Cor. 16:9; 2Cor. 2:12; Col 4:3), o tal vez a la entrada de la vida eterna (2 Pe. 1:11).
Pese a la debilidad en la que se encontraban, guardaron su palabra y no negaron su fe. Tal vez alguien diga que negar la fe no es gran cosa, pero recordemos que eso les costaba la vida y mucho sufrimiento. Negar la fe no es precisamente decir que no creemos en Dios o que somos cristianos, sino que incluso eso se ve cuando peco deliberadamente y presento un mal testimonio ante el mundo.
2 Cor. 12:10 “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
V9. Al igual que la iglesia de Esmirna, padecían persecución por los judíos, a quienes se les está clasificando como mentirosos y sinagoga de Satanás. Seguramente movieron sus influencias políticas mintiendo para que arrestaran y dieran muerte a los cristianos.
Jesús les promete que hará que esos judíos se postren a los pies de la iglesia y reconozcan que Jesús los ha amado. Puede que apunte a que muchos de ellos fuesen convertidos por medio de su predicación.
V10. Todo esto que recibirían es un premio por su obediencia. Aunque vengan las pruebas, se tiene la victoria asegurada, porque se les halló fieles.
V11. La iglesia ya tenía su corona, al menos reservada, pero necesitaban mantenerse tal como estaban, para no perder esa corona.
V12. Al que vence es el que entra por la puerta, el que está predicando sin temor, el que sigue perseverando, al que permanece en Cristo.
Columna es algo que sostiene una construcción, pero en el primer siglo también se usaba como algo conmemorativo, se grababan a sus héroes y sus hazañas, era una manera de honrarlos.
Tendrán un lugar de importancia en el templo de Dios. Una iglesia debilitada por persecuciones, que tal vez no era tan numerosa ni fuerte económicamente, teniendo un gran lugar en el reino de los cielos.
No importa la poca fuerza que tenga, los pocos talentos que uno crea que tenga, lo importante es que sirvamos con todo lo que tengamos, y la recompensa será grande. Esto no depende de nuestras capacidades, sino de nuestro amor por Dios.
“En lo poco me fuiste fiel, sobre mucho te pondré”. Dios puede hacer grandes obras con usted. Los predicadores no somos los más aceptos para Dios, ni los ancianos o ejercen algún tipo de liderazgo en la iglesia, sino que aquellos que sirven con todo su corazón al Señor.
No nos preocupemos por lo que tenemos, sino en cómo servir con lo que tenemos. Es un asunto de actitud.