
Proverbios - Joven, Dios te puede hacer astuto y resolutivo
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“para dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y discreción. ” (LBLA)
Hemos visto que los proverbios, y toda la Palabra de Dios, nos permite aprender cómo conducirnos, pensar y hablar de tal manera que glorifiquemos a Dios, y que este aprendizaje viene después de estudiar su Palabra y ponerla en práctica en nuestras vidas. Además, esta sabiduría nos permitirá mejorar en muchos aspectos de nuestras vidas, no solo en asuntos religiosos, sino que también en la familia, trabajo, amistades, finanzas, etc. Trae mucha bendición a nuestras vidas. Los siguientes versículos nos presentan más propósitos y beneficios de los proverbios.
Simples. Significa ingenuo. Y describe una persona que fácilmente se engaña. Cuando el AT usa la palabra simple, mayormente habla de los jóvenes. Y aunque esto podría ofender a alguien, es así. Un joven es ingenuo, y una de las primeras cosas con las que debe luchar es con el ORGULLO y ARROGANCIA. Reconocer que es muy ignorante acerca de muchas cosas, y necesita recibir todo el consejo que puedan darle personas que tienen más experiencia. No es solo que no se tienen las respuestas, sino que incluso no se tienen ni las preguntas.
Cuando se es joven, uno cree que sabe todo. Pero si logramos reconocer que necesitamos la sabiduría de Dios, entonces nuestra vida será mucho mejor. Tenemos una necesidad inmensa de aprender a los pies de Cristo, para que nos enseñe a vivir y conducirnos en esta vida que puede llegar a ser muy peligrosa.
Una persona, por más insensata que sea, más simple e ingenuo; aunque lleve muy poco de cristianismo, puede llegar a ser muy sagaz o prudente. No pensemos que nunca llegaremos a ser sabios, porque no depende de nosotros, Dios es el que da la sabiduría (2:6), y para eso debemos humillarnos ante Él para ser enseñados.
Prudencia (sagacidad). Astucia o sagacidad. Puede ser usada positiva como negativamente. Astucia para hacer el mal, como la serpiente en el huerto de Edén. Astucia para hacer el bien, como para identificar oportunidades de predicar el evangelio, o usar las palabras correctas para hablar con personas más complicadas.
Si nosotros tenemos sabiduría, debemos usarla conforme a la palabra de Dios y su voluntad para su gloria y para el bienestar de otros. Mateo 10:16 Jesús nos insta a ser astutos como serpientes e inocentes como palomas. 1 Corintios 14:20 Pablo insta a no pensar como niños sino como maduros, pero a sí ser niños en cuanto a malicia.
Tal vez un joven se cree sabio por conocer la maldad que hay en el mundo, pero realmente no es sabio, sino que se ha corrompido. Debemos guardar nuestra inocencia, no debemos meternos en las cosas que corrompen. Conocer o practicar sobre las cosas que hay en el mundo (pecado) no nos convierte en hombres o mujeres adultos, eso simplemente corrompe nuestra inocencia y mancha nuestras almas. ESTO ES NECEDAD. Debemos ser inocentes frente a la maldad y maduros frente a la espiritualidad y verdad de Dios.
La palabra simple, necio y jóvenes son casi sinónimos en el libro de Proverbios. Esto debe hacernos reconocer que necesitamos la sabiduría de Dios. No nacemos con ella. Pero si nos humillamos ante esta verdad aferrándonos a la palabra de Dios, podremos crecer en prudencia, conocimiento y sabiduría, llegando a ser muy útil al Señor. Lo mismo sucede con la salvación, primero debe reconocerse a sí mismo como pecador.
Cordura o discreción. La habilidad de decidir lo que se debe hacer en cada situación de la vida, la capacidad de ver profundamente lo que una persona te está diciendo, lo que el predicador está enseñando y lo que Dios revela en su palabra.
Tiene que ver con la capacidad de determinar un propósito y plan para llevarlo a cabo. De esta manera evitar tomar decisiones apresuradas e improvisar. Por ejemplo, cuando necesitamos decidir sobre qué hacer en el futuro, si estudiaremos una carrera profesional o técnica, o nos dedicaremos a trabajar en vez de estudiar, reflexionar en qué es lo más sabio.
Generalmente, sea lo que sea que decidamos, tendremos que relacionarnos con personas, y la Biblia nos enseña cómo hacerlo.
Demasiadas personas desperdician sus vidas jóvenes. Muchos tienen en su mente entrar a la universidad para ser un profesional… pero ¿pensamos en Dios? Cuando no lo consideramos, estamos actuando neciamente.
Dios nos creó, envió a Cristo a salvarnos, murió por nosotros, resucitó y ahora es Rey de reyes, es la persona más importante y grande que existe. Los que somos jóvenes en este momento seremos ancianos algún día y moriremos. Un día estaremos de pie ante Dios y seremos juzgados por las cosas que hicimos en la tierra. ¿Vivimos para nosotros mismos o nos sometimos a la voluntad de Dios?
Por eso, necesitamos sabiduría para navegar por este mar tan peligroso. Nuestros ojos deben estar fijos en la meta que es VIVIR PARA LA GLORIA DE DIOS.
No sabemos lo que el Señor hará en nuestras vidas, pero por favor, seamos humildes y sabios, dejemos que Dios guíe nuestros pasos, para que nuestros planes se alineen con lo que Él quiere para nosotros. Debemos orar para que planifiquemos con sabiduría, y así poder llegar a vivir para siempre con Él.
Efesios 5:15-17 Hay que tener mucho cuidado. Llegaremos a ser sabios solo por la palabra de Dios. Debemos aprovechar bien el tiempo. A veces decimos “no tengo tiempo para estudiar la Palabra de Dios”, ¿pero tenemos tiempo para destruir nuestras vidas y desperdiciar 20 o más años? Creamos a lo que Dios nos está diciendo a través de su palabra, pongamos atención a lo que los padres nos orientan espiritualmente, a lo que nuestros predicadores nos enseñen, y usemos todo el tiempo posible para aprender y compartir.
Cuando escuchemos enseñanzas, tomemos notas y meditemos en las palabras. Hagamos las tareas que se nos asignan. Oremos sin cesar, rogando a Dios que nos guíe, ayude a tomar decisiones sabias, a escuchar humildemente a otros, sobre todo si sus consejos son espirituales.